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Proyecto Lenguaje Lengua Castellana Proyecto De Lectura En El Aula: Fundamentos Básicos Para Su Puesta En Práctica

Proyecto De Lectura En El Aula: Fundamentos Básicos Para Su Puesta En Práctica

Publicado el - - -

Autor: Olga Bautista

Descripción

Ante las ostensibles dificultades que observamos diariamente en los adolescentes al comprobar su incapacidad de comprender, interpretar y analizar un texto, resulta necesario plantear una serie de soluciones que nos permitan fomentar la motivación y el interés del alumnado en el ámbito de la lectura.

Ficha técnica

Área:Lenguaje

Asignatura:Lengua Castellana

Edad: - Entre 9-10 años - Entre 11-12 años - Entre 13-14 años

Duración:

Herramientas:

Audio

Auto Aplicaciones

Bases de datos

Blogs

Fotografía

Objetivos

  • Dar buena utilizacion al tiempo libre de los estudiantes mediante el uso de la lectura en el aula.
  • Fomentar la lectura como medio de desarrollo y adquisicion de conocimientos y desarrollo de habilidades lectoras.

Recursos

1.    DIFICULTADES DE LA APLICACIÓN DE UN PROYECTO DE LECTURA EN UN CENTRO.

 

Una de las principales dificultades de toda innovación, como la constituida por la iniciación de la puesta en marcha de un proyecto en el aula de Secundaria, es la formación del profesorado. La bibliografía que existe actualmente al respecto únicamente es válida para poner de manifiesto algunas de las necesidades de los docentes, tales como: la existencia de un mayor contingente de materiales didácticos, tanto en formato tradicional como desde el punto de vista de las nuevas tecnologías, así como una formación del profesorado que le capacite para poder desempeñar su trabajo en consonancia con las exigencias de la Consejería de Educación y Ciencia en lo que respecta a la elaboración de proyectos e innovaciones relacionadas con la informática y sus aplicaciones en el aula. Si además esta novedad consiste, como sucede en un proyecto de lectura de Centro, en una innovación que afecta a todo el claustro, las dificultades se magnificarán aún más.

La lectura es una práctica diaria en las aulas no sólo de los profesores de lengua, sino de los profesionales  que  imparten  todas  las  demás  asignaturas.  Asimismo,  los  comentarios  de texto,  las lecturas obligatorias que los profesores exigen a sus alumnos cada trimestre, los textos comentados  en el aula por el docente o por sus discípulos... ya constituyen una tarea de educación lectora. A pesar de lo anteriormente expuesto, si analizamos de una manera pormenorizada la actuación del profesorado de Secundaria en lo que respecta a la lectura, observaremos que más que una enseñanza de la lectura, ejerce sobre todo una enseñanza con la misma.

El progresivo acceso de alumnado multicultural, el aumento de la escolarización y el desfase que el libro sufre en la actualidad con respecto al uso, por parte de los jóvenes, del mundo de la informática, han dado lugar a que el profesor de secundaria se encuentre con problemas de lectura que, en la mayoría de las ocasiones, son excesivamente severos. Si a ello se le añade la escasez de cursos y proyectos que capacitan al profesorado para una mayor adaptación pedagógica en el ámbito de la lectura, es obvio que plantear un proyecto de lectura de centro sin tener en cuenta la formación de los docentes estaría abocado al fracaso.

Un talante es una forma de vivir la enseñanza, lo mismo que un estilo es una forma de enseñar. El talante es superior al estilo e incluye el trato con los profesionales y con los alumnos. La actitud que exige toda renovación es, quizá, cuestión de talento, pero no podemos confiar a las virtudes personales un  trabajo  que  debe  realizarse  por  encima  de  las  aptitudes  de  quien  lo  haga.  Este  talante  debe obedecer a unos principios, no muy diferentes a los que habría que aplicar a los alumnos o a cualquier otro grupo personal.  Las personas tienen creencias, motivaciones y emociones propias que deben ser tenidas en consideración. El profesor posee sus propios intereses profesionales, los cuales no tienen por qué coincidir con los del agente  que pretende  una renovación  educativa.  Afortunadamente,  el proyecto de lectura de centro no es un imperativo legal, por lo que al situarse fuera de las acciones obligadas, puede enfocarse de una forma más creativa y menos rígida. Además, la lectura constituye una habilidad básica cuya necesidad nadie niega y se encuentra, en la actualidad, en momento álgido, puesto que se la ha situado en una situación privilegiada dentro de las necesidades y competencias básicas del alumnado de acuerdo con las leyes vigentes.

Si planteamos actividades útiles y claras sobre lectura, es muy probable que las resistencias sean mínimas en muchos casos, porque al fin y al cabo es un reto que los profesionales no tienen más remedio que afrontar. En ese sentido, la innovación sobre el ámbito de la lectura tiene ya mucho terreno ganado, lo que no quiere decir que cualquier actuación tenga asegurado el éxito.

 

 

2.    PRINCIPIOS NECESARIOS PARA LOGRAR LA IMPLICACIÓN   DEL PROFESORADO EN EL PROYECTO.

 

Para  plantear  las  actividades  es  necesario  actuar  con  una  determinada  actitud  que  incluya premisas como la asertividad, y que obedezca a  principios como los expuestos a continuación:

Evitar una proyección pesimista sobre anteriores propuestas. Muchos proyectos se basan en la convicción  de  que,  o  bien  nunca  ningún  profesor  ha  desarrollado  anteriormente  alguna  iniciativa semejante o bien todo lo que se ha llevado a cabo, dentro del mismo ámbito, es erróneo. Por mucho que sea una forma crítica de generar interés por la innovación y el cambio, es difícil comenzar un nuevo trabajo frustrando todo el pasado de un profesional. El optimismo reconoce las aportaciones que ya se han hecho, las desarrolla y cuenta con los avances que ya se han logrado. En el caso de la lectura, conviene incluir actividades inmediatas y sencillas cuyo éxito esté asegurado, en las que profesores y alumnos  puedan  desempeñarse  con  soltura  y  disfrute;  ejercicios  que,  paralelamente,   también representen   una  demanda   del profesorado,   que  verdaderamente   le  solucionen   problemas   de enseñanza.

 

la  biblioteca  debe  estar  conectada   al  servicio  de  los  requerimientos  de  la  tarea instructiva,  también  es  no  menos  cierto  que  no  se  puede  limitar  solo  a  este  papel  de  apoyo  al aprendizaje. La biblioteca debe cobrar vida y transformarse en un espacio de promoción de la lectura, un lugar desde donde emanen un sinfín de actividades que busquen como objetivo final generar la experiencia del placer lector. Debe representar el lugar de contagio de las ganas de leer y constituir un lugar  de  reunión  de  los  buenos  lectores  de  la  comunidad  escolar,  los  que  bajo  su  alero  saben organizarse para gestionar todas las actividades dirigidas a favor de la lectura. La carencia de espacios públicos de lectura de nuestro país hace fundamental este objetivo, y son los lectores adultos, los que ya se encuentran contagiados, los que deben transformarse en el motor y fuente de promoción en su comunidad  escolar.  La importancia de formar buenos lectores radica en que es el único modo de generar hábitos de lectura permanentes.

A la hora de crear un clima de trabajo, deben tenerse presentes los inconvenientes de plantear continuamente las propuestas de lectura en reuniones formales (Claustro, ETCP, Equipo educativo...). Las reuniones formales son imprescindibles, pero encauzar la transmisión de ideas siempre a través de las mismas puede resultar notablemente perjudicial. Los tratamientos, en este tipo de reuniones, deben ser lo más escuetos posible, y enfocarse siempre con sentido práctico y abierto, empezando por lo que vamos a aportar antes que por lo que se solicita. Para difundir un ambiente participativo y de mayor entendimiento, los encuentros informales y personales resultan más efectivos: las dudas pueden resolverse inmediatamente sin esperar turnos, no se crean momentos de confusión y no hay opciones a la digresión de algunos participantes, el trato es más cercano, la tarea no se contamina de la sensación administrativa que dan las reuniones formales... Asimismo, incluso el debate necesario que constituye una reunión formal, se puede preparar y ejecutar, a priori o posteriormente a la misma, con encuentros informales.

Propuestas de actividades concretas: la mayor parte de estas iniciativas llevan un planteamiento que se recoge en carpetas que se proporcionan al profesorado. En ellas, se incluyen, además, documentos que supongan también una aportación para el alumno y no solo para la persona que ejercerá como su guía en el proyecto.

 

 

En este sentido, se puede proponer una actividad como la siguiente: una visita a la biblioteca municipal, en donde los alumnos deberán realizar una monografía sobre un tema perteneciente a cualquiera de las asignaturas incluidas en el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria; una vez en el edificio público, practicarán los diversos modos de consulta existentes (tanto los que siguen el método  tradicional  como  los  representados  por  el  uso  de  los  medios  informáticos);  asimismo, elaborarán el trabajo que se les ha encomendado por parejas   y acompañados  de un profesor de cualquier asignatura (preferentemente no de lengua, para mostrar a docentes y alumnos que los problemas prácticos de las distintas finalidades de la lectura afectan a todos).

Actividades  tales  como  los  resúmenes,  los  esquemas,  los  comentarios  de  texto...no  son actividades suficientes ni deben ser hegemónicas, pero siguen representando pilares fundamentales de la  comprensión  y  la  valoración  crítica.  Enriquecer  estos  planteamientos  con  nuevas  iniciativas  es siempre más oportuno, real y adecuado que despreciarlos sin más. El comentario de texto, por ejemplo, puede ser incorporado a las estrategias de un proyecto de lectura, y desarrollar desde él las habilidades más concretas (realización de resúmenes, esquemas...) o más generales (capacidad de valorar una lectura).

Comenzar con una visión realista de las posibilidades del alumnado: la ambición, en el ámbito de la enseñanza-aprendizaje no debe tener límites; es lícito soñar con que nuestros alumnos conseguirán ser lectores ideales. Sin embargo, hemos de planear actividades que sepamos, con plena seguridad, que van a ser realizadas sin notables dificultades. Nunca se debe plantear un proyecto total desde el principio;  por  el  contrario,  debe  ser  gradual,  progresivo  y  susceptible  de  realizar  cambios  en  su desarrollo en la medida en que se va comprobando su eficacia o su invalidez. Si el contexto del centro nos obliga a actuaciones parciales, encontraremos en ellas la oportunidad de ser efectivos con conocimiento, no la frustración de renunciar a objetivos supuestamente más elevados.

Es  necesaria  la voluntariedad:  la participación  en un  proyecto  de  esta  naturaleza  debe  ser opcional. Resulta evidente que la no involucración en el mismo no significa que el profesorado no se preocupe por actuar en el área de la lectura; es muy posible que se encuentre  inmerso  en otras iniciativas y que no disponga de tiempo para simultanear varios proyectos. El voto particular en una actividad que, afortunadamente,  no es de obligado cumplimiento,  no expresa que ese profesor no muestre interés por implicarse en el ámbito de la lectura. Esperamos que exponga sus razones en contra si es que nosotros  hemos  expuesto  las nuestras  a favor, pero no pretendemos  forzar  una situación que estaría condenada a la frustración.

Incetivar la sinceridad: los ambientes profesionales tienden a la hipocresía interna y externa. En todos los ámbitos en los que se desarrolla un trabajo o actividad, especialmente si es en equipo, la comunicación de malas noticias es papel delicado que suele desembocar en ocultaciones muy perniciosas.  Se  corre  el  riesgo  también  de  perjudicar  al  mensajero,  pues  cuando  un  participante comunica sus críticas está, en realidad, operando como un transmisor de algún tipo de realidad. Si la acción se plantea como una obligación con unos resultados rígidos, los participantes podrán contar con la opción de ocultar aquellos datos que no desean ser oídos.

La acción debe primar a la documentación: el proyecto exigirá una notable labor documental. Evitar que esta necesidad de generar documentos se convierta en la principal actividad, y que el mencionado  escrito  tenga  más  valor  que  las  propia  iniciativas,  debe  ser  un  peligro  sobre  el  que conviene permanecer  siempre alerta. Si existe documentación, estará constituida únicamente por la imprescindible y, siempre que sea viable, de la mayor orientación práctica y de nítida claridad. La comunicación oral con los participantes es siempre mucho más adecuada, incluso en ambientes informales, que el formalismo puro.

Conveniencia de la diversidad frente a la uniformidad: el profesorado nunca debe participar en la misma cantidad o calidad en el proyecto. El conocimiento de las inclinaciones personales indica qué tipo de implicación elegirá cada participante. Habrá profesores que aceptarán, hasta demandarán, información  bibliográfica,  mientras  que otros verán como abrumador  un exceso de información.  El proyecto se aplica con unos principios generales, pero debe implementarse, en cada caso, de acuerdo con el estilo personal de cada participante.

El realismo, la practicidad y los demás aspectos que se han comentado anteriormente, nos ayudarán a decidir qué alcance vamos a dar, en cada curso, al proyecto. Aquellas parcelas en las que no  actuaremos  no  quedarán  absolutamente  desatendidas  porque  todas  se  verán  afectadas  por acciones lectoras y porque la parcialización es un modo de optimización, no de renuncia.

Requisitos

La importancia  de la lectura  es una  posición  defendida  desde  todos  los frentes  de nuestra sociedad. Padres, profesores y autoridades, no ponen en duda lo conveniente que es dicha actividad, y todos destacan los beneficios que proporciona cuando se transforma en un hábito arraigado. Pero al profundizar en el tema, nos encontramos con la premisa de que no basta con entender y asumir los beneficios de la lectura, sino que se trata de definir qué significa leer, en qué radica su importancia y cómo se logra ser un buen lector. Al desmenuzar el asunto hasta esos horizontes, nos percatamos de que la lectura asume sin remedio posturas, y desde estas se aborda su promoción; no basta con hablar de buenos lectores, sino que resulta imprescindible definir y más bien definirse frente al proceso lector, es decir, hemos de pensar en qué entendemos, cada uno de un modo personalizado, por ser un buen lector. Una vez definida la postura desde la que se pretende levantar la bandera a favor de la lectura, se pueden ir diseñando líneas de acción y políticas de promoción de la mencionada actividad.

 

 

Proceso

Ante las ostensibles dificultades que observamos diariamente en los adolescentes al comprobar su incapacidad de comprender, interpretar y analizar un texto, resulta necesario plantear una serie de soluciones que nos permitan fomentar la motivación y el interés del alumnado en el ámbito de la lectura.

Actividades Docente

1.    UN ASPECTO FUNDAMENTAL DE TODO PROYECTO DE LECTURA: LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO EN EL CENTRO.

 

La proximidad al lugar en el que los docentes llevan a cabo su desarrollo profesional es una premisa  fundamental  para  que  todos  los  participantes  del  proyecto  de  lectura  se  impliquen  en  la actividad, y así, de ese modo, se les permitirá conciliar su vida personal y profesional, al mismo tiempo que están recibiendo una formación encaminada al perfeccionamiento de su labor docente.

Con la pretensión de conseguir esta premisa, los profesionales  encargados  de la puesta en práctica del proyecto, deberán seguir las siguientes ideas directrices:

Recopilación y síntesis de materiales: todo lo que anteriormente se ha elaborado sobre la motivación y puesta en práctica de la lectura en el aula, constituye un patrimonio inmenso que no debe pasar desapercibido. El hecho de que esté representado por una ingente cantidad de material teórico y práctico puede resultar motivador, pero que sea inmenso llega a ser realmente abrumador. La mayor parte de estos estudios y materiales son fácilmente prescindibles, por lo que emprenderemos la tarea de sintetizar todos aquellos que consideremos más valiosos u oportunos para el proyecto.

Actividades Estudiante

Creación de materiales específicos de formación: un material básico es la edición de una compilación que obedezca a la idea directriz de la teoría y práctica de la lectura tal como hoy se entiende en el nivel de la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Este instrumento debe constituir una actividad  interna  exclusiva  para  el centro  en que  se desarrolla  y destinada  a la actuación  con  el alumnado,  no con el profesorado,  aunque sea éste quien la recibe en primer lugar. La secuencia didáctica sobre lectura que se plantee, en este caso, es, en realidad, una acción para ser desarrollada con los alumnos, no una serie de principios teóricos para el profesorado. Así, se programa la formación como una propuesta práctica y real, no como una serie de principios ideológicos.

La premisa constante de que ese supuesto beneficio en los objetivos debe ser evaluado por el profesor, regula la supuesta aportación que estamos efectuando. Cada docente participante recibe una carpeta que contiene una secuencia que podríamos denominar como Teoría y práctica de la lectura, en la que se cuida, de una manera minuciosa, que las actividades no supongan un mero aprendizaje de términos por parte del alumno sobre los procesos de lectura. Junto al diseño de la actividad, figura un plan de desarrollo y una guía para que el profesor la ponga en práctica en el aula. El docente aprende estas aportaciones en su contexto: adecua lo que está conociendo a su caso particular y, al mismo tiempo que intenta realizar la actividad con los alumnos, va aprendiendo nuevas estrategias que pueden ser  aplicadas  de  una  manera  inmediata.  Asimismo,  los  materiales  suministrados  al  profesorado evitarán, en la medida de lo posible, listados excesivamente pormenorizados de objetivos y contenidos aislados de la propia actividad.

Suscitar un clima de interés y discusión: dado que la preocupación y la motivación por implicar al alumnado en la lectura ya existe entre el profesorado, la labor fundamental de un proyecto de esta embergadura es promocionar ese interés, creando un clima participativo para que se extienda y pueda desarrollarse.

Es obvio que la biblioteca del Instituto debe convertirse en un instrumento fundamental. Aunque es preciso que sus fondos constituyan una fuerte orientación hacia el alumnado, contar con una partida de materiales para profesores resulta más que conveniente. En este inventario no deben incluirse sólo libros de carácter profesional, sino también manuales literarios o recursos y páginas web aplicables a la enseñanza. En este sentido, conviene pedir constantemente a los profesores sugerencias de compra para la biblioteca. Con objeto de facilitar la creación del clima de implicación y participación adecuado y orientar las sugerencias, la suscripción a revistas sobre el tema, como CLIJ (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil) o Qué leer, y su presencia continua en la sala de profesores, puede contribuir a suscitar la discusión sobre la lectura de libros que deseamos estimular.

Evaluación

Se realizara un seguimiento y evaluacion de los estudiantes en periodos cortos para asi determinar si el proyecto es de gran ayuda en la aplicación de las tics en lenguaje y el mejoramiento de la calidad de vida de los estudiantes en el ambito estudiantil y profesional en general. 

Notas

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*Nota: toda la información que aparece en los Proyectos de Clase y WebQuest del portal educativo Eduteka es creada por los usuarios del portal.

Ficha técnica

Área:Lenguaje

Asignatura:Lengua Castellana

Edad: - Entre 9-10 años - Entre 11-12 años - Entre 13-14 años

Duración:

Herramientas:

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